miércoles, julio 20, 2005

La inmigración en Murcia o cómo los medios de comunicación pueden fomentar la xenofobia


En las últimas horas se ha desarrollado un altercado en un municipio (Jumilla) de Murcia (España) que me ha puesto los pelos de punta.

En el día de ayer un grupo de vecinos asaltó el ayuntamiento (causando varios destrozos) para hablar con el alcalde del municipio y el delegado del gobierno, que se encontraba de visita oficial. ¿El motivo? El pueblo está intranquilo porque considera que en los últimos meses ha aumentado la inseguridad ciudadana. Los vecinos relacionan directamente dicha inseguridad con el fenómeno de la inmigración.

Leyendo la prensa local
me encuentro con que uno de los principales periódicos regionales trata el suceso de la siguiente manera (reproduzco textualmente el comienzo de la noticia):

"Toda la ira, la impotencia y la desesperación del pueblo de Jumilla por los recientes sucesos relacionados con la seguridad y los inmigrantes se transformó, ayer mañana, en una oleada de violencia que cercó el Ayuntamiento..." (Periódico La verdad. La noticia entera la tienes aquí).

Este es el hecho que han denunciado algunas investigaciones en comunicación: los medios tienden a presentar la figura del inmigrante unida al conflicto, de tal manera que nos encontramos con que se ofrece constantemente una imagen del extranjero junto a la polémica y el altercado. Finalmente los inmigrantes sólo aparecen en los medios de comunicación envueltos en polémicas (MIquel Rodrigo Alsina desarrolla esta cuestión en el artículo "Violencias Interculturales", revista Sphera Publica, nº 3, publicación de la Universidad Católica de Murcia).

Mucho ojo porque este tipo de altercados desencadenan otros similares. La violencia sólo genera más violencia
.

Los periodistas debemos exigirnos un mayor rigor cuando se tratan este tipo de cuestiones.

Otro día trataré con más detenimiento algunas de la soluciones que se han planteado para acabar con la "demonización" del inmigrante.

Está en juego la paz social. Nada más y nada menos.

5 comentarios:

Roberto Iza Valdés dijo...
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Roberto Iza Valdés dijo...
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Anónimo dijo...

Sobre la censura y lo políticamente correcto:

A día de hoy y quizás gracias a la democracia podamos hablar de la no-existencia de censura práctica en nuestros diarios. Las opiniones de nuestros más ilustres pensadores y periodistas parecen volar libres sobre nuestras cabezas en los periódicos que inundan nuestras estanterías amontonando polvo. La censura activa ejercida por los órganos ejecutivos de gobierno, que antaño ferozmente criticamos, han dado paso a un absentismo de pensamiento propio audaz. Lo tiránico parece cosa del pasado. Pero la tiranía tiene muchas formas y gusta disfrazarse de Bien y Verdad. Vemos a diario pasearse ante nosotros la aparentemente bella idea de lo correcto. ¿No es lo correcto una autocensura vulgar, animal, un producto de nuestra sociedad adormecida e incluso en algunos casos extremos una tiranía del propio interlocutor entre la realidad y la sociedad? El periodista se concibe a sí mismo como el sumiso perro de lo correcto, literalmente hablando… Lo correcto para el patrocinador de turno, lo correcto para el poder establecido o su oposición, lo correcto incluso para la sociedad misma. ¡Cómo si pudiera un periodista saber cuál es el camino hacia el bien de la humanidad! O se trata de una profesión iluminada acaso por lo divino, o nos encontramos ante los propios taumaturgos en persona. Quizá debiera darles vergüenza el hecho de que muchos ni siquiera lleguen a plantear los problemas reales, la mayoría escapa de ellos refugiándose en rancios maniqueísmos. Algunos gustan incluso de esconder la Verdad, por miedo a que ésta tire por tierra unos pilares construidos sobre el absurdo fundamentado. Lo políticamente correcto se convierte entonces en la tiranía de los hombres “justos”. Ejemplos nos salpican a la cara como borbotones de sangre del libre pensamiento torturado… Hace unos días las televisiones y los periódicos franceses se negaban a publicar las cifras de coches quemados en ciudades vecinas, temiendo que el mero dato de un hecho objetivo sacara a relucir el lado gamberro que todo francés inmigrante lleva dentro. Parece ser que son pocos los que al término “boliviana” otorgan el significado de “mujer de Bolivia”. Si en un titular se lee esto: “Una boliviana roba un banco”, queda de manifiesto el verdadero significado del término boliviana: “mujer de raza cruel y país miserable cuyo objetivo es robar, ya sea el dinero o el puesto de trabajo de los honrados españoles”. Es preferible pensar por el lector y ahorrarle la incómoda asociación inmigración-violencia, que luego se desatan las pasiones xenófobas del personal y la tenemos… Y es que nuestra mala lógica imbécil nos dice: está lloviendo, luego siempre está lloviendo; aquí huele a quemado, luego Pekín está en llamas; o mi favorita, el perro de San Roque no tiene rabo, luego todos los perros carecen de rabo. Por favor, dejemos a un lado la miseria moral y lógica que deja entrever este problema y miremos un segundo a la forma de vida mental que da lugar a las erráticas conductas de algunos que se hacen llamar profesionales.

A ustedes, los lectores:

Cuídense de la ética cotidiana que parece guiar a los mediocres y si poseen el valor suficiente busquen en sí mismos el bien y la verdad. No con bellas palabras, eufemismos, anfibologías y demás ambigüedades que solo dan lugar a confusión entre la sociedad y la buena conciencia entre los “justos”. La verdad es el único fin, la narración concreta y no discreta de un hecho objetivo, de un fenómeno del mundo. Ésta es la verdadera función de un buen periodista, pensar más allá de este hecho puede ser gratificante en una columna de opinión, no en la sección informativa. Las consecuencias en el pensamiento del lector son suyas y sólo suyas, por ellas alcanzará el castigo o el cielo mismo. Manson quizá no hubiera matado si las canciones de los Beattles no lo hubieran llamado al asesinato. Seguramente José Rabadán no hubiera asesinado a su familia con una katana si no hubiera jugado durante meses al videojuego samurai Final Fantasi. Lo que se pone de manifiesto es que no le hacemos un favor al mundo prohibiendo los Beatles ni los videojuegos. Los periodistas generan opinión pública, no forman conciencias, la conciencia pertenece al terreno íntimo y personal de cada individuo. Cuando se entra en él, surge peligrosamente la posibilidad de la manipulación. Del hecho hay que dar cuenta, eso es informar; otra cosa es cincelar una mente, esculpirla a nuestra imagen y semejanza, adoctrinarla.
La elección de lo que resulta noticioso es ya un ataque contra la objetividad. Es el periodista el que decide qué es noticia, por qué es noticia y para quién es noticia. Hay que llenar una página en blanco y desde el primer momento interviene el criterio del profesional de la información. Si nuestra aspiración es la Verdad, caminaremos entonces hacia un horizonte libre de prejuicios, cercano a un relato de los hechos objetivo, real y completo. El periodista comprometido con la Verdad luchará por conocer el hecho, lo relacionará con sus antecedentes y establecerá las posibles consecuencias. Es él quien fomenta el espíritu crítico en el infoxicado lector y le otorga la capacidad de poseer el conocimiento de una realidad compleja, más allá de las opiniones particulares y los superficiales posicionamientos de la masa. Aunque parezca una obviedad, es necesario establecer el criterio de lo que consideramos buena información, pues muchas veces al lector le pasa inadvertido el proceso llevado a cabo por los medios. El tratamiento de la información realizado por el periodista es caldo de cultivo de los elementos subjetivos. Cuando se coloca en el titular una cita concreta y no otra, el lector debe preguntarse quién es esa persona y por qué dice eso. Debe estar atento a si el titular incurre en el sensacionalismo y no olvidar jamás que esa declaración se ha efectuado a partir de una cuestión específica que ha planteado primero el periodista, amén de tener en cuenta el contexto informativo de la página. En el medio televisivo la manipulación viene dada por el tratamiento espectacular de la noticia. Cuando Susana Griso y Roberto Arce, los presentadores del informativo del medio día de Antena 3, relatan la votación en el Parlamento del Estatuto de Cataluña en clave taurina, el espectador no puede permanecer indiferente. Posiblemente resulte chistoso que “El astado Maragall salga del corralillo dispuesto a empitonar a los miuras de la oposición”, pero eso es basura informativa. Reírse de la actualidad informativa no es nada grave en “Los guiñoles” de Canal 4, pero atenta contra la inteligencia del telespectador en los informativos. Si se extiende la técnica del “infotaiment” (cuando el ocio y el entretenimiento entran en contacto con la información), los hechos en sí mismos quedarán irremediablemente contaminados. En el medio radiofónico, el carácter dramático de la voz, permite unas connotaciones muy características al relato informativo. La manera de decir las cosas en la radio es casi más importante que lo que se dice. Cuando Jiménez Losantos asevera apasionado que: “Los de Esquerra son una m…, excrecencia”, nos olvidamos de la noticia y nos centramos en el odio perturbado del que hace gala el renombrado periodista. Éstos trucos informacionales y los que se exponen a continuación se asocian con el cambio deliberado del contenido de la información divulgada al receptor de la misma. A usted, el lector, le descubrimos estas triquiñuelas informativas para que descubra por sí mismo lo sencillo resulta manipularle. Los métodos empleados para lograr lo anterior incluyen:

• Presentar una mentira o tergiversación deliberada con el objetivo de desinformar, o divulgar información neutral de tal forma que el público se incline hacia una conclusión en particular.
• Dar una explicación parcial o subjetiva de un tema que se discute.
• Ocultar información importante o demorar su diseminación.
• Reducir información: minimizar la información difundida sobre un tema que puede ser perjudicial para el manipulador y, al mismo tiempo, resaltar con lujo de detalles otra información que le beneficie.
• Cortar información: presentarla en forma fragmentada en beneficio al manipulador.
• Presentar rumores como si fueran hechos comprobados, especialmente aquellos rumores que parecen ser indisputables.
• Reducir el grado en que la información se considera crítica, sobrecargando al receptor con detalles.
• Incluir una cierta autocrítica en informes sobre ciertos temas, con el fin de dar la impresión de objetividad.
• Comunicar información que se puede atribuir a una fuente neutral, en la cual confía el receptor.
• Divulgar información supuestamente confidencial que en realidad no lo es.
• Fingir comunicar información proveniente de "fuentes confiables".
• Recurrir a calumnias para envenenar la opinión del receptor.
También incluimos los principios propagandísticos relacionados con la información política:
a) La creación de estereotipos: la simplificación de la realidad, la presentación de las personas y de los documentos de forma estática y unidimensional.
b) La presentación de las opiniones como hechos: dar una opinión disfrazada de hecho.
c) Hablar a través de otras fuentes: hacer que otros den opiniones que son cuidadosamente seleccionadas pero que están de acuerdo con las propias opiniones del periodista.
d) Atribuciones tendenciosas: usar adjetivos y verbos cargados de significado para presentar un aura positiva o negativa a las citas directas o indirectas.
e) Selección de información: actuar en forma tendenciosa por medio de usar ciertos hechos, pasar por alto o disminuir la importancia de otros. Si se sigue una pauta fija de selección de información y se hace intencionadamente, entonces es propaganda.
f) Control planificado de la información: no nos referimos a la censura (término reservado al gobierno), sino a la decisión del comunicador de masas de omitir completamente un reportaje, o dejar cierta información fuera del mismo.
g) Uso de etiquetas: al usar términos que tienen contenido de opinión y no contenido objetivo.
h) Autoridad vaga: el uso de algunas formas introductoras de presentar tales como: "Mucha gente dice..."
i) Objetividad selectiva: usar datos específicos, información amañada y citas en relación con algunas personas para de acuerdo con la intención, dar una imagen positiva o negativa.
j) Generalizaciones exageradas: consiste en atribuir a todo un grupo las opiniones de una o dos personas.
k) La táctica del "no estaba disponible": una persona no respondió a cierta crítica. El impacto es negativo.

Anónimo dijo...

ESTÁ EN JUEGO LA VERDAD, NADA MÁS Y NADA MENOS...

Roberto Iza Valdés dijo...
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