Y dice así el himno universitario , el "Gaudeamus Igitur":
Vivat Academia,
vivant professores.
Vivat membrum quodlibet,
vivant membra quaelibet,
semper sint in flore.
Esto mismo clamo hoy en honor al nuevo flamante doctor, al nuevo miembro de la comunidad científica, el profesor Enrique Arroyas Langa: "Viva la Academia, vivan los profesores. Vivan todos y cada uno de sus miembros, resplandezcan siempre".
Como todos sabéis, el pasado 14 de julio Kike defendió en la UCAM su tesis de doctorado titulada "El periodismo como foro de debate. Fundamentos teóricos para una redefinición del papel del periodista en el espacio público". Fue un acto sincero que se caracterizó por la nobleza y el respeto con el que el tribunal había trabajado la tesis en cuestión. José Luis Dader (Universidad Complutense), Rosa Berganza Conde (Universidad Rey Juan Carlos), José Alberto García Avilés (Universidad Miguel Hernández), Beatriz Correyero (UCAM) y Rocío Zamora (UCAM), fueron los profesores encargados de evaluar el trabajo. Por mi parte, era la primera vez que me presentaba a una defensa de tesis como directora (el primer director, Carlos Álvarez, no pudo asistir), lo que me generó más nervios que mi propia defensa de tesis (paradojas que tiene la vida).
Si digo que la tesis debería ser lectura obligada para todo aquél que desee ejercer labores comunicativas, me quedo corta. Se trata de una fundamentación teórica de lo que debe ser el periodismo, en la que se aboga por la revitalización del debate público democrático a través de los medios de comunicación.
¿Cómo es posible revitalizar a la democracia y a la ciudadanía? ¿Cómo es posible escapar al auge de lo emotivo, al auge del sin sentido, de la irreflexión, de los infinitos relatos emergentes a través de las nuevas tecnologías? ¿Cómo es posible escapar a todas estas cuestiones paridas por la cultura de la posmodernidad? A través del periodismo. Concretamente, la actividad periodística debe: potenciar la dimensión intelectual del periodista, que es el intérprete de la realidad; estar abierta al ciudadano; reforzar la crítica al poder; fomentar la pluralidad; exigir objetividad en los debates, entendiendo por objetividad una actitud de escucha atenta y un método de sometimiento a la crítica y, por último, perseguir la verdad como la esencia del debate. Esto implica que no discutimos por el placer de hacerlo o para servir a intereses ideológicos y políticos, sino que lo hacemos para aproximarnos a la verdad.
Este modelo normativo, que Arroyas expone brillantemente en su tesis, es una salida racional, ilustrada, teórica a la crisis que en la actualidad vive el periodismo (espectáculo, sensacionalismo, auge de la intimidad...). POrque necesitamos al periodismo, hoy más que nunca. En palabras del propio doctor: "La realidad es que lo que hace el periodismo sigue siendo imprescindible para el ciudadano de hoy y, quizá, podamos demostrar que lo que hace es, incluso, más necesario que nunca. Si lo que últimamente más ha hecho el periodismo está causando lo contrario: es decir, la desconfianza y el desinterés del público, entonces, para que siga siendo relevante socialmente, habrá que pensar sobre qué es lo que debe hacer. Eso es lo que he hecho en mi tesis, desde el punto de vista de una de sus tradicionales funciones: la promoción de debate público".
Obviamente, esta perspectiva que ofrece Arroyas, la de un periodista que es un intelectual, debe nacer en las propias facultades, con una férrea formación teórica, humanística, en general, con una sólida formación en pensamiento social. ¿Es esto lo que estamos haciendo en nuestras facultades? Esto es "harina de otro costal" que he respondido en un artículo periodístico, "Bolonia y el fin de la universidad española" (lo publicaré en breve en este blog).
La tesis es una apuesta valiente, por la elección del tema y de los supuestos que defiende, tal y como reconocieron todos y cada uno de los miembros del tribunal. Y es una apuesta vital para recuperar al periodismo y para evitar convertir nuestras facultades en meros grados de formación profesional. Una tesis "vocacional, atrevida, necesaria, ilustrada" (Rocío Zamora); "una tesis idealista, firme, rigurosa que puede y debe crear un efecto pigmalión" (Beatriz Correyero), es decir, generar que finalmente se termine cumpliendo esta visión del periodismo. "Una tesis que huye de lo superficial, del mucho ruido y pocas nueces, un texto con grandes dotes de sensibilidad, de cariño" (Jósé Alberto García Avilés), en definitiva, "una de las mejores tesis doctorales que he leído, un extraordinario lugar de reflexión y una tesis teórica que está lejos de las tesis empíricas que se quedan en la mera descripción del fenómeno" (Rosa Berganza Conde).
Uf! Qué emoción oír todo aquello junto a Enrique.
Algunas de las objeciones planteadas fueron que en el trabajo queda algo mitificado el poder de Internet (Correyero), aspecto en torno a las nuevas tecnologías que debería haber sido más ampliamente desarrollado (García Avilés). Se planteó la problemática de cómo transmitir este modelo de periodismo (racional, ético, en pos del ciudadano...) a las empresas periodísticas, en las que los periodistas tienen muy claro que su primera lealtad no es hacia la ciudadanía, sino hacia la propia empresa (Berganza Conde). Además, también salió a colación el hecho de que "el problema central en la democracia no es la deficiencia en el debate público, sino en la información que nos dan los medios, por lo que no hay que exaltar tanto la importancia de la conversación, pues más que la conversación es importante la información y la mayor problemática es precisamente la falta de información en el periodismo contemporáneo" (Dader).
Finalmente, haría falta aterrizar el modelo de periodismo que plantea Arroyas en la realidad, ver si es posible aplicarlo analizando las circunstancias político-económicas de la contemporaneidad (Dader).
Se dijeron muchas más cosas, el acto duró 3 horas (!). Me quedo con una esperanzadora frase de Arroyas: "Estoy convencido de que ahora se hace mejor periodismo que nunca".