Echando un vistazo a la prensa por momentos me invade una enorme tristeza: otra vez la costa estadounidense en los estados de Tejas y Louisana está amenzada por un huracán (que al parecer ya ha llegado a Nueva Orleans); sigue activo el incendio en el parque de Sierra Nevada, al sur de España; a pesar del levantamiento de algunos asentamientos judíos de Israel, el conflicto sigue candente...
Es cierto que la tendencia de los medios de comunicación es seleccionar, por defecto, las noticias con componentes trágicos o sensacionalistas, pero en menos de 10 horas nos han servido sobre el papel cientos de cadáveres.
¿Es esto lo que nos deparan nuestras sociedades súperindustrializadas?
viernes, septiembre 23, 2005
miércoles, septiembre 14, 2005
Supensos, mediocridad y analfabetismo en la universidad española
Bueno, creo que ya va siendo hora de reiniciar la actividad bloggera de "sobre ciencia y comunicación".
Espero que el tiempo que he pasado alejada de estas tierras virtuales haya servido para renovar mente y espíritu. Queda un laaaaaaaargo curso (académico, político y demás familia): mucho que contar y mucho por hacer.
Hoy sólo quería escribir un par de lineas sobre los alumnos suspensos en septiembre, dícese de los septembrinos, mención casi inevitable para todos aquellos que nos hemos consagrado a la enseñanza universitaria.
Es septiembre, académicamente hablando, un mes gris y mediocre: gris porque supone el fin de las vacaciones; mediocre porque el nivel de los alumnos que intentan remontar el vuelo del curso, cae drásticamente con respecto a las evaluaciones realizadas en junio.
En general, el alumno que trata de aprobar en la convocatoria de septiembre intenta el más difícil todavía: superar la asignatura sin haber alcanzado el nivel suficiente de conocimientos.
Ya con el suspenso debajo del brazo (o sobre los hombros, como un lastre que pesa cada vez más) vienen los lamentos, llantos y arrepentimientos.
Creo que es en septiembre cuando, realizando un balance general del curso, terminamos de tomar conciencia de la cruda realidad que vive el ámbito universitario: el nivel académico de los estudiantes desciende a pasos agigantados.
No se trata solamente de las famosas faltas de ortografía, sino de licenciados en potencia que no han superado las habilidades mínimas de la educación general básica.
El sistema educativo español hace aguas por todos lados y en la universidad nos encontramos con personas que rozan el analfabetismo.
¿Para cuando un pacto en educación de todas las formaciones políticas, un acuerdo sólido, estable y con objetivos no sólo a medio y corto, sino también a largo plazo?
Como decía: suspenso y mediocridad en esta España profunda.
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