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No puedo con Heidegger, es un autor al que le tengo especial manía. Heidegger es oscuro y presenta una inestabilidad conceptual que me pone de los nervios. Alguna vez que lo he trabajado, he terminado utilizando largas citas de él porque no soy capaz de expresar con mis propias palabras lo que dice (siempre temo no estar interpretando correctamente su complejo pensamiento). Y su figura me despierta especial antipatía, con su apoyo al nacionalsocialismo de Hitler y su distanciamiento, al mismo tiempo, de insignes autores judíos convertidos al cristianismo (Husserl o Edith Stein) siendo él rector de la Universidad de Friburgo. No, definitivamente no puedo con él. Tampoco con su rechazo del humanismo.
Sobre este útimo punto es sobre el que quería hablar hoy. El rechazo de Heidegger del humanismo, tal y como muestra Ernesto Grassi en un magnífico artículo (La rehabilitación del humanismo retórico. Considerando el antihumanismo de Heidegger), parte de un desconocimiento importante de la tradición del humanismo retórico: "Heidegger no conocía esta tradición de humanismo italiano, si la hubiera conocido no habría sido capaz de identificar con tanta indiferencia (si me perdonan la expresión) el humanismo con una antropología basada en la metafísica tradicional. Él no tenía más que un conocimiento indirecto del humanismo, con los prejuicios de las interpretaciones modernas que vieran en él un epígono filosófico de la Antigüedad" (Grassi, p. 31).
Grassi es claro en su crítica a las limitaciones de Heidegger con el humanismo. La cuestión está en que Heidegger rechaza el humanismo porque, según él, parte del problema del ser, cuando el problema principal es la palabra, "la palabra como morada del ser", dirá el filósofo alemán. Heidegger rechaza al humanismo por la mismas razones que a la metafísica tradicional, que al empezar por el problema de los entes, es incapaz de animar el problema del Ser.
Ahora bien, Heidegger, según Grassi, identificó erróneamente al humanismo con la antropología (un hablar sobre el hombre) y la metafísica tradicional (preocupada por el problema del ser), porque para la vertiente del humanismo retórico el problema esencial es el de la palabra (no el del ser), la palabra metafórica, histórica, no racional, abstracta. O dicho de otro modo, el hecho de que la lengua vive en la historicidad ligada al tiempo y al espacio y no en una racionalidad abstracta (Grassi, p. 27). Porque la palabra toma su significando dependiendo del contexto o de la situación histórica, por lo que no es racional, sino metafórica.
Las ideas humanísticas, difundidas por Vives (s. XV-XVI), alcanzarían una madurez completa con Vico (s. XVII-XVIII). Pero apareció Heidegger. Y me da que su rechazo al humanismo ha hecho un enorme daño al pensamiento social contemporáneo, que hoy tiene que lidiar, por ejemplo, con el post-estructuralismo delirante de Derrida, autor fuertemente influenciado por Heidegger (al igual que Foucault).
Sería interesante explorar esta cuestión, las influencias posteriores de un autor (en este caso Heidegger) en el pensamiento, cuando el autor en cuestión ha presentado importantes limitaciones en sus interpretaciones (la concepción del humanismo). Aunque yo no lo voy a hacer, este terreno es enteramente filosófico y no puedo adentrarme en él más de la cuenta.
Os preguntaréis que qué hago leyendo a estos textos. Muy sencillo, sigo desarrollando mi apuesta por una comunicología con base en el humanismo para el libro Filosofía y Comunicación, coordinado por Marta Rizo.
Un abrazo a todos!
7 comentarios:
Puedes adentrarte mucho Leo. El problema de investigar es saber parar cuando ya es prácticamente imposible evolucionar en los datos que uno va adquiriendo. A veces las prisas por publicar son un gran enemigo, de la misma forma que seguir enquistado en algo que ya no proporciona grano. Ánimo, tu artículo es muy interesante y como periodista en activo me ayuda a explorar campos de la comunicación que tengo descuidados.
Buenas Quique!
Qué tal todo?
Gracias por tu comentario, eres valiente atendiendo a estos temas, jeje.
Creo que lo interesante acerca de Heidegger, entre otras cosas, es su influencia en autores que están muy de moda, como Derrida y su deconstruccionismo.
La deconstrucción del género y del propio cuerpo, por ejemplo, es un argumento que está muy presente en movimientos que hablan de la no diferenciación entre hombre y mujer, de que la distinción entre ambos responde a una construcción histórica e ideológica. Esto es sólo un ejemplo. Pero me pregunto, qué sucedería si fuéramos al origen (Heidegger) y detectáramos carencias o fallos en su filosofía...
En fin, interesante, pero me da que por ahora no voy a entrarle a esto. Veremos qué nos depara el futuro :-).
un abrazo!
Bueno, pues ya tengo trabajo como comunicólogo: Heidegger y Derrida. Qué menos que conocerlos dignamente.
Yo soy de los que intenta que la Universidad empiece cuando la licenciatura acaba académicamente. Por eso me econmiendo a tu blog, para bordear la superficie del abismo de conocimiento que dominas, por tu esfuerzo y cariño a la comunicación, el todo en la profesión en la que trabajo día a día.
A veces cuando preparo mi trabajo, que gracias a Dios lo secunda una gran audiencia, trato de informar con dignidad, con sencillez para que me entienda todo el mundo pero sin caer en la mediocridad, aunque los temas no tengan nada que ver con la grandeza de pensamientos y teorías de Heidegger u otros pensadores. La televisión nos pone muy difícil condensar la información por el escaso margen de tiempo que proporciona, yo me estoy en esa lucha semana a semana.
Tus clases siempre fueron interesantes y a veces un soplo de aire fresco. Ya eres pero serás más, amiga profesora.
He leído con interés el post y el precioso intercambio entre antigua (pero joven) profesora y ex-alumno. ¡Estupendo!
Sobre las carencias de Heidegger se ha escrito bastante. En particular, en torno a "Ser y tiempo" -obra que aprecio mucho- se ha expresado reparos de diverso tipo. Edith Stein la leyó con avidez; dejó escritas unas notas en las que desarrolla su visión de SyT como puerta que Heidegger mismo se apresura a cerrar. Las encuentras publicadas como Apéndice II a su obra capital "Ser finito y ser eterno", bajo el título "La filosofía existencial de Martin Heidegger". ¡Abrazos!
Quique: mil gracias por tus palabras. El mejor regalo para mí es saber de tus inquietudes y que, encima, te pases por este blog para continuar dialogando :-). Cuando regrese definitvamente a Murcia, me encantaría que sacáramos un huequillo para tomarnos un café.
Pedro, thanks a lot! Precisamente, ando leyendo a Stein estos días (La estructura de la persona humana) y me está encantando. Su claridad y franqueza con las cuestiones que va a abordar y las que deja en el tintero denotan una honestidad intelectual que me tiene maravillada. Sólo leyéndola puedo deducir que fue una gran persona. Y esto es importante para mí. Cada vez estoy más convencida de que para ser un gran filósofo, hace falta ser una buena persona.
un abrazo a los dos!
Qué temas tan interesantes, Leo.
¿Por qué influye tanto un autor que parte de planteamientos erróneos? ¿Será porque a veces nos gusta más escuchar a alguien que nos confirme en nuestras ideas que aventurarnos a averiguar si dice o se aproxima a la verdad?
La falta de tiempo es un gran problema, pero también es verdad que el tiempo pone a cada uno en su lugar.
Abrazo,
eVa
Eva!
Sí, estoy convencida de que en ocasiones con tal de reafirmarnos en nuestras propias convicciones apoyamos una teoría, sin preocuparnos demasiado en si es válida o no.
En el caso de Heidegger, no sabría decirte. ¿Podría ser un autor "intocable"? ¿Es la crítica a Heidegger un "suicidio" académico dentro del mundo de la filosofía? En verdad no lo sé. A mí me remite un poco al cuento del "traje del emperador", sinceramente, pero esto es sólo mi intuición (siendo intrusa como soy en el mundo filosófico).
un abrazo,
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