James Cameron es ese "gran director" de la película Titanic, historia de amor increíble entre Kate Winslet y Leonardo Di Caprio. Y digo increíble porque realmente no sé si alguien se creyó la puesta en escena que "mamá" Winslet hizo con su "hijo" Di Caprio. Si la interpretación de los actores resultó un auténtico fiasco, para más inri, durante la promoción de la película "la Winslet" hizo gala de su gran clase y glamour contando a los cuatro vientos cómo Di Caprio y ella misma tenían que hacer sus necesidades urinarias en el agua durante el rodaje (!).
El caso es que yo también fui al cine a ver Titanic, más que nada por el hundimiento, que siempre está bien verlo en pantalla gigante. No se me olvidará el día en el que fui a ver la peli, con la sala llena de gente haciendo pucheros (simplemente patético, que diría Tamara). Y como la sala estaba hasta la bandera el silencio no estuvo presente durante toda la proyección (esto siempre me cabrea bastante. ¿Por qué irá la gente al cine a hablar y comentar la peli con el de al lado? ¿Por qué tantos tienen vocación de críticos?).
El caso es que yo también fui al cine a ver Titanic, más que nada por el hundimiento, que siempre está bien verlo en pantalla gigante. No se me olvidará el día en el que fui a ver la peli, con la sala llena de gente haciendo pucheros (simplemente patético, que diría Tamara). Y como la sala estaba hasta la bandera el silencio no estuvo presente durante toda la proyección (esto siempre me cabrea bastante. ¿Por qué irá la gente al cine a hablar y comentar la peli con el de al lado? ¿Por qué tantos tienen vocación de críticos?).
La verdad es que debo mucho a Titanic. Ya sé que toda película en la que intervenga mi querida Kate, mi amado Leo (a pesar de Scorsese y sus Infiltrados) y, sobre todo, esté dirigida por el gran Cameron, no merece la pena. Es un filtro que hasta ahora no me ha fallado.
A todo esto, el otro día y aprovechando el tirón de la gala de los Oscar, mi admirado director presentó su última gran investigación y diarrea mental: un documental sobre los hallazgos de una tumba de hace 2.000 años, tumba que según Cameron pertenece a Jesucristo. Como él es arqueólogo, historiador, químico, vamos un auténtico científico, el documental desarrolla la hipótesis de que Jesucristo no resucitó, de ahí que sus restos mortales permanezcan todavia en la tierra y vengan a hacer las delicias de directores de cine mediocres, como es el de la oscarizada Titanic.
Por eso no sirve de nada que el arqueólogo y profesor, el científico (este sí) "Amos Kloner, de la Universidad Bar-Ilan y arqueólogo oficial del Distrito de Jerusalén, que supervisó las excavaciones de la misma tumba en 1980, y es autor de numerosas obras sobre los descubrimientos, señale que las afirmaciones del documental "son sólo una farsa publicitaria, un excelente material para una película de televisión, pero un total sin sentido, algo absolutamente imposible". Amos, que descubrió la tumba en 1980 y la reveló al mundo, criticó duramente al Discovery Channel por utilizar una "estrategia de marketing". "La afirmación de que la tumba (de Jesús) ha sido encontrada no está basada en ninguna prueba y es solo una maniobra para vender" (en rojo la cita textual de la noticia).
Si total, como Cameron dice que es la tumba de Jesucristo hemos de creerle a él, como el nuevo mesías de la mentira, de la farsa y de la mediocridad.
No sé por qué algunos se empeñan en permanecer en el candelero a través del camino más corto y sencillo, en este caso, a trávés del escándalo. Y luego nos quejamos de la picaresca española!!