martes, febrero 03, 2009

Diferentes lenguas, distintos mundos (simbólicos)

Redactar en inglés me está llevando de cabeza. Y a mi profesora de "reading and writing" tres cuartos de lo mismo. Ella se empeña en imprimirme un estilo claramente yanqui, sinténtico y pragmático; yo sigo erre que erre con mi extensa poesía y literatura hispanoamericana.

Claro, resulta que hasta ahora yo había escrito en inglés para públicos no anglosajones (casi siempre latinos), así que no había ningún problema (bueno, sólo los justos). Ahora todo es diferente. Escribo para un lector americano y ahí la cosa está más jodida (con perdón). Como muy bien sabemos, cada lengua construye mundos (simbólicos) diferentes. Supongo que si remito al alemán, donde en castellano para explicar determinadas palabras necesitamos páginas y páginas, se verá más fácilmente lo que quiero decir. Supongo que la diferencia entre el inglés y el español no es tan abismal. Pero haberla hayla. Simbólicamente, digo. EL inglés frente al castellano es un idioma más sintético, directo, práctico, frío? Esto lo comprobamos fácilmente en los artículos científicos de comunicación. A prácticos y directos (escuetos) no hay quien gane a los americanos.

Mi amiga Maite Gobantes me dice que el inglés materializa una forma de vida diferente a la materializada por el castellano. Y me pasa la siguiente cita de Steiner ("Después de Babel"): las diferentes lenguas "Materializan las necesidades de vida privada y de territorialidad, indispensables para la conservación de la propia identidad. En mayor o menor grado, cada lengua ofrece su propia lectura de vida".

Así que lo dicho... Conseguiré sintetizar y descomplejizar esta cabecita española mía?

4 comentarios:

eVa dijo...

Qué interesantes tus reflexiones, Leo. Si es cierto que pensamos a través del lenguaje, no me extraña que, a diferentes lenguajes, diferentes pensamientos. ¡Ya nos irás contando más descubrimientos, please!

Leo García-Jiménez dijo...

Buenas Eva! efectivamente, el lenguaje al final es una construcción simbólica que cada cultura ha ido forjando poco a poco a través de los siglos... Y por eso, cada cultura define y otorga diferentes significados, diferentes connotaciones... Creo que las diferencias entre las lenguas "occidentales" derivadas del latín no son muy grandes... Pero si nos comparamos con el chino o el árabe, ni te cuento!

un abrazo!

Pedro Jesús Teruel dijo...

Querida Leo: Tu entrada me viene al pelo para cumplir lo prometido. Recordarás que hace un par de meses te anuncié mi intención de enviarte algunos párrafos procedentes de un libro que acababa de leer. El libro en cuestión son las memorias del filósofo español Alejandro Llano, recién publicadas bajo el título "Olor a yerba seca" en Ediciones Encuentro.

Cuando leí lo siguiente no pude evitar pensar en ti (en el mejor sentido de los posibles, y enseguida descubrirás el porqué de este matiz). He aquí el texto, en el que Llano alude a su estancia como profesor invitado en la Catholic University de Washington en 1989-90:

"En Estados Unidos aprendí mucho y muy intensamente. Cuando estaba en Washington, tenía la impresión de encontrarme en el núcleo del mundo civilizado, en el corazón del imperio, y en ocasiones pensaba en España como si fuera el Ponto Euxino, lugar de destierro. Cada vez que salía a la calle me disponía a recibir una lección de sociología futura. Y maduré en mi actitud personal ante la filosofía y su enseñanza" (p. 461).

¿Qué te parece? Y varias páginas más adelante prosigue:

"Cuando alguno de mis doctorandos o un joven profesor sale hacia Estados Unidos, para pasar en una universidad americana un período de investigación, suelo darle un único consejo:
- Por favor, no regreses hecho un imbécil.
Es la enfermedad denominada 'sarampión del becario'. Vuelven algunos fascinados por la potencia de las universidades estadounidenses y el dinamismo de la vida en aquel país. Y pretenden trasladar todo lo que allí han visto a un ambiente completamente distinto. Sufren mucho y hacen padecer a los demás, hasta que -como dice un amigo mío- eliminan toda la coca-cola que han bebido durante su estancia en ultramar" (p. 465).

Hasta aquí, mi particular selección (Llano dedica a su estancia en EEUU un capítulo, titulado "En el corazón del imperio"). Creo que te hará gracia leer estas líneas. No hacen más que reafirmar mi enhorabuena por la fabulosa experiencia, académica y personal, que estás disfrutando. Sobre la ingestión de coca-cola y sus efectos colaterales podemos charlar en otro momento :)

Leo García-Jiménez dijo...

Pedro!

jajaja, eres el mejor...Me han entrado unas ganas terribles de leer esas memorias y el capítulo dedicado a USA...

Estoy de acuerdo con Llano. La universidad (sociedad) estadounidense es fascinante y en ella corres el riesgo de quedar completamente vislumbrado-cegado... Pero fíjate que cuando pienso en España no siento nada semejante al destierro, miro a España desde fuera, pero no la siento como algo ajeno... Además, la universidad americana arrastra el "lastre" de la posmodernidad, lo que me viene de cine para criticarla y no terminar de perder el contacto con la realidad...

Pero, efectivamente, tendré en cuenta estas palabras cuando regrese a España. Con seguridad necesitaré "desintoxicarme" de Coca-Cola... Aunque el vino californiano es mucho mejor que la bebida de las burbujas, jeje.

un abrazo y mil gracias por estos retazos de Llano...