Una vez superado el primer aniversario del atentado contra varias estaciones de trenes en Madrid, estamos en disposición de hacer algunos balances. Creo que desde el punto de vista del tratamiento informativo las conclusiones pueden ser positivas.
Me explico. En los últimos años, una de las líneas de investigación prioritarias en comunicación ha sido precisamente la cobertura informativa que los medios de comunicación han hecho sobre catástrofes y accidentes a gran escala.
EN el tratamiento informativo del 11-M fueron muchos los recursos utilizados por los medios para despertar la emoción entre sus audiencias: exhibición de la intimidad; historias de la vida cotidiana que adquirieron un carácter público; innumerables testimonios de gente que por uno u otro motivo tuvieron una cierta cercanía a la catástrofe; vídeos domésticos; imágenes impactantes (que diría Van Dijk)...
Un año más tarde los media, en la cobertura del aniversario del 11-M, han hecho un uso similar de los recursos. Y digo similar porque en esta ocasión se ha obviado la puesta en escena de las "imágenes impactantes".
Los componentes emotivos han vuelto a tener un protagonismo indiscutible en las distintas informaciones, pero sin imágenes que recrearan el dolor de manera innecesaria.
Es posible que los análisis del discurso y de contenido que se hagan sobre los mensajes de este primer aniversario, tengan una conclusión clara: el medio no ha ilustrado los hechos con imágenes escabrosas.
Ahora sólo falta que la autorregulación de los media no quede únicamente para momentos puntuales, como lo fue el pasado 11 de marzo de 2005.
Ya veremos los prolíficos resultados de esta línea de investigación...
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